La anciana siempre gana en el juego de prendas

No es precisamente la primera madurita ama de casa que intenta seducir a un desconocido que acude a su hogar para hacer alguna reparación. Ella a pesar de ser una mujer casada y ya madurita todavía tenía un cuerpo espectacular, parecía que los años no pasaban para ella. Sus grandes tetas y su cuerpo espectacular no pasaban desapercibidos a los ojos de ningún hombre, y aquél fontanero no iba a ser una excepción.
El hombre intentaba reparar la urgencia por la que le habían llamado, pero la zorra no se cortó a la hora de mostrarse en ropa interior delante de él.
Con una hembra como ella al lado abierta de piernas y sugiriendo sexo ningún hombre en su sano juicio podría resistirse, por lo que no tardó mucho en acercarse y comenzar a comerse su coño. Al poco ya se la estaba follando, y además a pelo.
Si su marido se enterase de esta infidelidad posiblemente le traería problemas, pero no era ni la primera ni la última vez que ella lo hacía.