Maduras amantes del sexo anal

Desde que faltó mi padre mi madre no había conocido a ningún otro hombre y claro, de alguna forma tenía que apagar sus fuegos internos y satisfacer sus necesidades de mujer. Para ello ha contratado los servicios de un prostituto negro que le rellene todos sus agujeros. De las ganas que tenía y el empeño que le pone, le provoca un desgarro en la pierna. La muy guarra acaba con toda la corrida en la cara.