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Era hora de conocer a la madrastra de su novia y estaba muy nervioso porque le había advertido que no era una mujer «normal y corriente». Pese a que se portaba muy bien con su hijastra tenían una especie de secreto que ese mismo día el chaval no tardó en descubrir. Después de tener una charla amena y conocerse un poco, su novia le dijo que quería que viera algo que seguramente le sorprendería, pero que no se preocupara porque de quien estaba enamorada era de él. Pues ni corta ni perezosa empezó a comerse la boca con su madrastra mientras el pobre nerd flipaba en colores, aunque por suerte él también sería invitado por las chicas para participar.