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Con esos dos gigantescos pechos era imposible que cualquier hombre no se sintiera atraído y no tuviera la tentación de empezar con una paja cubana. Ella era una zorra cuarentona, cerca de los 50 años ya. Sin embargo como la mayoría de las mujeres maduras ella siempre estaba cachonda y con ganas de disfrutar del sexo. El tío empezó a echarle crema en sus tetazas y a jugar con ellas, no todos los días puedes estar con una mujer con semejantes pechos.
Se hizo una buena paja cubana con sus tetorras y después la tumbó en el sofá. Es probable que ella se imaginara que se la iba a meter por su maduro y mojado coño, pero sin embargo lo que hizo el tío fue metérsela entera en su culo.
De hecho el coño de la mujer ni lo probó, toda la follada fue anal hasta dejarle el culo tan dolorido que la mujer fue incapaz de sentarse durante varios días. Eso si, la corrida se la echó en sus enormes tetas, que menos.