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A veces el jefe se ve con derecho a todo, y en ocasiones follarse a las esposas de sus empleados se convierte casi en una obligación. El tema fue que en esta ocasión se trató de la guarra de la esposa del pobre cornudo la que lo inició todo. Tras la visita del jefe y decirle que su marido estaba ausente no se lo pensó ni un segundo para intentar seducirle y tener sexo con él. Le van los tíos con poder y autoridad, y aquél cumplía todos sus requisitos.
Tras estar un rato sentados en el sofá la madura insistía de forma que el hombre no pudo ni quiso evitar. Hasta que llegó el punto en el que se quitó la chaqueta del traje y poco después ambos estaban en pelotas.
Empezó a comerle sus grandes tetas y poco después la estaba penetrando en el sofá donde ella suele ver la tele junto con su esposo.