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El chico se lo había prometido, sería una follada que la madura jamás olvidaría, y desde luego que cumplió. Ella era ya una mujer mayor aunque muy risueña y por supuesto morbosa. Cuando comenzó a comerle las tetas ella se puso algo nerviosa, el chico iba directo al grano. Abrió sus piernas para poder ver su coño y finalmente los dos acabaron desnudos. Ella le comía la polla, le encantaba hacerlo. Luego comenzó a follársela, y desde luego se lo hizo como jamás se lo había hecho nunca nadie. Esa puta disfrutaba como cuando era jovencita, le encantaba hacerlo con él. Su cara mostraba felicidad y placer por partes iguales, hasta que ese chico se corrió sobre ella. Pero no podía parar de sonreir la muy puta.