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Camina por la casa mirando de un lado a otro, ve que no hay nada que hacer y tampoco tiene ganas de ir a la calle para meterse en una tasca donde haga algunas guarradas. Esta vez tiene ganas de algo más cómodo, estar en su cama sintiendo sus sabanas de seda y oír el sonido de sus gemidos. Solo que no hay nadie más en casa que su cuñado, pero la rubia tiene ganas de follar y no hay nada que la pueda detener. Por eso le hace una mamada de polla y luego que la tiene dura, se pone a cuatro patas para que la penetre y poder disfrutar una buena clavada en su coño.