Terapia para obsesionada por las pollas

Este era un vecino que acude a casa de una señora viuda un tanto extraña en su comportamiento cuando se cruzan por la escalera del edificio. Una mujer que le sonríe y le invita insistentemente a visitar su casa con cualquier excusa, pero que al final acaba resultando que lo único que quería esta madurita es que le echaran un buen polvo.