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Su madrastra de 38 años era una auténtica zorra, pero estaba buenísima. Solía masturbarse casi a diario pensando en ella, estaba totalmente obsesionado por esa mujer, por sus curvas y por sus tetas. Pero no olvidaba que era la esposa de su padras, es decir, su madrastra. Tal vez por ello nunca se atrevió a llegar más lejos que fantasear, hasta que aquél día fue ella la que se sentó en su cama con tan solo un camisón. Ya te puedes imaginar lo que supone para un chico ver semejante escena, pero si además de eso escuchas que te dice que va a enseñarte a follar con una mujer de verdad… entonces seguro que tu polla explota en tus pantalones.
Eso fue lo que le pasó, y nada más decírselo le sacó el rabo para comenzar a comérselo. Ella sabía perfectamente que se sentía atraído, por lo que jugaba sobre seguro. Tras la mamada terminó de desnudarse y se puso sobre él colocando sus pechos casi en la cara de su hijastra mientras se dejaba penetrar. Luego cambiaron de postura y siguieron follando hasta que el chico se corrió sobre ella y sus grandes tetas. La sonrisa viciosa de la milf lo decía todo.