maduras que follan con jovencitos

Tras su divorcio la mujer se dedicaba a dar clases particulares a jóvenes universitarios. Pero claro, cuando tienes como profesora a una señora con semejantes pechos estudiar resulta imposible. Una cosa es que una madura tenga las tetas grandes, otra bien distinta es que sean realmente descomunales como los de ella. La zorra llevaba una camisa de botones que parecía que en cualquier momento se iba a romper, no podía apartar la mirada de ella mientras la grababa. Por supuesto la mujer era consciente de ello, no era la primera vez que le pasaba. Así que acabó levantándose y le preguntó si lo que quería era ver sus pechos, por supuesto el chico dijo que si.
En cuanto se los sacó se quedó boquiabierto, eran impresionantes. Nunca había visto unos melos como los suyos, se los tocó, se hizo una paja cubana con ellos, se pajeó mirándolos… la madura no quería que la penetrase, pero tampoco le hizo falta y finalmente acabó corriéndose sobre sus tetazas. Una vez descargó ya pudieron seguir estudiando.