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A sus 38 años ya era una milf, y lo que más le gustaba a la putita era hacérselo con cincuentones. Aunque ese hombre era mucho más mayor que ella tenía un buen físico y además se lo sabía hacer bien, hasta tal punto de que gemía se retorcía como nunca antes lo había hecho. Mientras le comía el coño ella gozaba como una perra. Cuando le metió la polla la puta no podía ni abrir los ojos de lo excitada que estaba. Lo estuvieron haciendo en la cama en varias posiciones, hasta que la milf se puso boca abajo. En esa postura el tío no pudo contener su leche y se la ehcó dentro de su vagina. Ella todavía era fértil y podría haberla dejado preñada, pero justo eso era lo que más morbo le daba a la guarra.