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Cuando vives en una urbanización cerrada que tiene seguridad no te preocupes de quién pueda entrar porque en principio estás seguro. Esta madura se ha confiado demasiado y no sabe que cualquiera de sus vecinos puede ser un pervertido sexual. No ayuda mucho que esté tan buena porque tiene un cuerpo exuberante muy duro repleto de curvas, por eso tarde o temprano recibiría la visita de uno de sus vecinos. El destino quiso que fuera el marido negro de una de sus vecinas y a juzgar por la relación que tuvo ella, estaba esperando esa visita como agua de mayo.