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Esta mujer de avanzada edad se llevó una alegría cuando descubrió que a su joven profe de yoga le parecía atractiva. El chico no hacía más que tocarla y sobarla, se notaba que le atraía. Ella a pesar de su edad notaba como su coño arrugado se humedecía como el de una jovencita. La vieja se estaba poniendo cada vez más caliente. Se dio media vuelta y empezaron a besarse. Parecía mentira, casi podía ser su nieto. Pero ella sentía la necesidad de tenerlo dentro, hacía tanto tiempo que no follaba que casi ni se acordaba. El chico le comió el coño y la trató como a una señora, dándole todo el placer que se le puede dar a una mujer de su edad. Finalmente se la folló como a una guarra, que es justo como a ella le gustaba sentirse.