Las calles de Praga están llenas de putas

Para esta zorra cuarentona cada polvo que le echa al marido es un ritual de apareamiento. Se pone sus mejores piezas de ropa interior, se pinta la cara como si fuera un indio cabreado y se emplea con dureza para que su pareja se la clave por el culo. Es la única forma en la que esta cerda consigue correrse de gusto.