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Esta mujer casada tenía una buena vida, en gran parte gracias a su marido. Estaban realizando unas reformas en su bonito apartamento y el pintor se dedicaba a tomar medidas. Hizo un descanso y entonces apareció aquella milf preguntándole que hacía parado. La guarra iba con un corto vestido bastante sugerente, se notaba que necesitaba a un macho y él estaba dispuesto aunque estuviera casada. Empezaron a rozarse y a besarse, pronto levantó su vestido para ver su tanga. Se lo apartó y empezó a comerle el coño. Luego ella le hizo una mamada hasta que fueron al sofá. Estaba plastificado, pero aun así no les importó, el morbo estaba por encima de todo.
Se desnudaron y follaron hasta que se corrió en su boca. Luego ella se marchó sin decir nada y él se vistió pensativo pensando que tal vez aquello le había podido costar su puesto de trabajo.