Me encanta ver como te corres

Es posiblemente la vecina que todo chico de 18 años quisiera tener. Ella era una mujer ya madura, una milf. Sus curvas pondrían cachondo a cualquier hombre, y su joven y virgen vecino no era una excepción. Siempre la miraba cuando llegaba a casa, y posiblemente se mataba a pajas. Su madre y ella eran amigas y hablaban entre ellas, de hecho de vez en cuando la visitaba. Lo que no se esperaba fue lo que ese día sucedió. Al salir de clase pasó por su casa y la milf estaba bastante caliente, tanto que decidió hacer algo especial con ese muchacho adicto a las pajas. Le preguntó si había tenido sexo con alguna mujer y le dijo que no, poco después le invitó a ir a su habitación. Allí hizo todo tipo de juegos con el muchacho, frotándose con él y haciendo como que follaban, pero sin follar. Ella no le permitió que se la meteria, pero a ese joven precoz tampoco le hizo falta para correrse mientras restregaba su polla en su cuerpo.