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Dicen que las mujeres que han llevado una vida de castidad inmersas en la religión son precisamente las más putas. Ya sabes, contenerse durante todos años hace que exploten como volcanes pidiendo más y más polla. A veces es complicado conseguir ponerlas a tono, pero cuando consigue siempre se obtiene una gran recompensa. Este tío hasta se puso a rezar con ella, cualquier cosa valía para acabar follándosela, y vaya si lo consiguió.
Tras unos rezos y oraciones por fin llegó el gran momento, y tal como se esperaba resultó ser toda una zorra. Totalmente desnuda y con su polla dentro pedía más fuerte, más duro. Se la folló como la perra que era, y al final ni tan siquiera le importó que el tío acabase corriéndose sobre el nuevo testamente, todo un sacrilegio pero para ellos mereció la pena.