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Sentía una enfermiza obsesión por su cuñada, una mujer ya madura pero que todavía era bastante atractiva y sexy. Tras varios intentos fallidos finalmente consiguió lo que quería, tenerla en su casa para él solo. Con un camisón rojo estaba para comérsela, no importaba que fuera cincuentona ni que fuera su cuñada, lo único que tenía en cuenta es la follada que iba a pegarle. Los dos se quedaron desnudos y fue precisamente la veterana la que fue directa a comerle la polla al tío, cosa que sin duda agradeció.
Mientras le hacía la mamada ella se tocaba el coño, hasta que sin más se sentó sobre su polla y empezó a cabalgarle con su rabo dentro. Sorprendía ver como a pesar de su edad la mujer tenía un coño chorreando, muy mojada. El tío le dio la vuelta y se la siguió follando a cuatro patas, si su hermano supiera de eso podría causar un gran drama familiar, pero desde luego aquél era su secreto.
El tío acabó eyaculando en la boca de su cuñada mientras ella se masturbaba el coño, menuda guarra que era.