La guarra de su cuñada se lo quería follar, y ese día en el que ambos estaban solos fue el que eligió para intentarlo al menos. De repente y mientras él estaba en el sofá la zorra apareció con su mejor lencería exhibiéndose y mostrando todas sus curvas, se le adivinaba un gran culazo.
Como veía que él no tenía intención de seguirle el juego se le acercó hasta estar justo a su lado, y al ver sus bonitas piernas y pies no pudo evitarlo y empezó a tocarla e incluso a meterse sus pies en la boca. La mujer le sacó el rabo, y de hecho fue con sus pies con los que comenzó a pajearle, se había dado cuenta de que ese era su fetiche. Luego le hizo una mamada, y después su cuñado comenzó a desnudarla con la idea de follársela. Primero le comió el coño mientras ella se retorcía de placer y después comenzó a follársela como tantas otras veces había hecho con su hermana.
A mitad de follada sacó su rabo y perforó su ano, para así pegarle una gran follada anal. Tras destrozar su culito volvió de nuevo a sus pies, y mientras se los follaba acabó corriéndose sobre ellos.