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Tras muchos meses de tensión sexual acumulada al fin esta madura cincuentona y su entrenador personal se van a ver las caras en la cama. Tantas eran las ganas que tenía ese tío de empotrar por detrás a esa señora, como las que tenía ella de ponerse a cuatro patas y ese negrazo la ensartara con su enorme polla. Pues el resultado fue mil veces mejor de lo esperado porque ese pollón entraba hasta el fondo de la zorra como Pedro por su casa y ella la gozaba brutalmente como si fuera la última sobre la capa de la tierra.