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Su madre de 37 años se pone excesivamente cariñosa cuando se toma unas copas de vino. Desde el divorcio está un poco perdida, sigue teniendo muchas ganas de follar pero no encuentra una verga que la llene del todo, literalmente. Sin embargo la madurita tiene un comodín al que no está dispuesta a rechazar, y no es otro que su propio hijo de 19 años. Por casa siempre se pasea sin bragas, por lo que el chico está más que acostumbrado a verla con el coño al aire. Y además siempre está abierta de piernas, algo que sin lugar a dudas busca ella con la intención de excitarle.
Pero si ve que el chico no la busca hace como en este vídeo, se va gateando como una zorra buscando su rabo, se lo saca y se lo mete en la boca. Después de una breve mamada siempre consigue lo que quiere, y no es otra cosa que la polla de su querido hijito dentro de su vagina húmeda.