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A la vieja le gustaba pasar los ratos hablando con su nuevo vecino, un chico joven y soltero el cual sentía cierta simpatía por la anciana. Aquél día le ofreció una copa de vino y ambos se quedaron charlando y bebiendo como tantos otros días, pero aquella ocasión fue diferente al resto. El vecino comenzó a tocarle el coño y después a besarla. La madura estaba algo sorprendida, pero no demasiado, por lo que le siguió el juego. Ambos sabían que la diferencia de edad era algo a tener en cuenta, pero tampoco les importó demasiado a ninguno.
Se fueron desnudando en el jardín sin ni tan siquiera molestarse en entrar en casa y la mujer le chupó la verga. Hacía tanto tiempo que no se comía un rabo tan duro que se excitó muchísimo. Tras aquella chupada de polla su joven vecino la penetró, solo hay que ver la cara de la madura para darte cuenta de que no finge nada, está disfrutando en realidad como una cerda en celo.
Al final y tras estar un buen rato teniendo sexo eyaculó en toda la cara de la anciana dejándola cubierta de semen.