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Que una mujer tenga más de 70 años no es problema para desear pollas jóvenes. De hecho a esas edades hay maduras que tienen mucho más deseo sexual del que nos imaginamos. Solo hay que ver a esta vieja para comprobar como disfruta del sexo con el jovencito, algo normal por otro lado.
Al chico le encanta su piel arrugada, su carne flácida y su coño peludo. Sentirse atraído por viejas o «gerontofilia» que sería el término técnico es algo mucho más habitual de lo que la gente se piensa, especialmente en chicos jovencitos.
El chico se la folla disfrutando de esa gran mujer hasta que finalmente se corre encima de ella. Si sus nietos supieran que hace cuando está sola en casa se echarían las manos a la cabeza.