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Tras llevar años tirándole los trastos a su compañera de trabajo por fin aquél día consiguió lo que quería. Ella era una mujer casada y madurita, lo que podríamos llamar Milf. Aprovechando que los dos se habían quedado a solas empezó su intento de tener algo con ella, algo que solía hacer muy a menudo.
Sin embargo en esta ocasión ella no lo mandó a la mierda, todo lo contrario. Levantó una piedra y le enseñó sus braguitas. Automáticamente el tío se puso duro como una piedra, sabía que se la podía follar. Al poco la madurita se fue desnudando y se quedó en bragas, que buena estaba la zorra. Tenía buenas tetas y no hacía más que tocarse. Cuando se quitó la ropa interior pudo ver su chochito perfectamente rasurado, demasiado apetecible para dejarlo pasar.
El tío mientras la grababa, agarró su verga y sin pensárselo la penetró. Esta zorra infiel disfrutó ya no solo por la follada, sino por el hecho de que lo estuviera grabando todo.
Al final cuando fue a correrse fue ella la que le dijo que se lo echara todo dentro, por lo que empezó a soltarle toda la leche en su vagina. Luuego se levantó, se echó al suelo y levantó las piernas para que el semen no saliera.
Lo que él no sabía es que la milf quería quedarse preñada y su marido era incapaz de conseguirlo, pero tal vez con su leche si lo pudiera conseguir.