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Allí estaba el chico de pie esperando mientras la madura hablaba por teléfono. Era evidente que esperaba para follársela, así que por respeto dejó que acabara la conversación. Sin embargo en cuanto colgó fue a por ella, no quería perder el tiempo y pensaba follarse a esa puta como su marido nunca se la follaba. Empezaron a besarse y a desnudarse, ella tampoco quería perder el tiempo, quería su polla y no tardó en comérsela. Luego le puso las tetas en la cara para que se las comiera, las tenía grandes y bonitas, a cualquier hombre le habría encantado hacerlo, menos tal vez a su esposo.
Luego esta esposa infiel se puso encima de él mostrando su culazo y empezaron a follar. Le gustaba ese tío porque se la follaba como nunca antes se la habían follado, poniendo incluso sus tobillos en la nuca para así metérsela hasta el fondo. Al final se corrió en su boca y ambos sabían que había llegado el momento de volver a su marcha diaria en la que ella fingiría ser una esposa ejemplar.