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El chico acababa de llegar de clase, era universitario. Sin embargo su estado de ánimo era demasiado bajo, acababa de dejarlo su novia y se sentía derrumbado. Esas cosas una madre las entiende, y ella como tan quiso consolarle y ayudarle a que olvidase ese mal trago. Fue a su habitación, se sentó a su lado y comenzaron a hablar. Pero lo que el chico no se esperaba ni por asomo es que su madre hiciera aquello. Le cogió de la mano y se la llevó a sus grandes pecho de madura. El muchacho intentó decirle que eso no estaba bien, no lo veía apropiado. Pero ella por supuesto hizo caso omiso y continuó.
El muchacho al ver sus pechos se había puesto caliente, era evidente. Empezó a tocárselos y al hacerlo ella entendió que estaba más que dispuesto, por lo que le sacó la polla y se la empezó a mamar. Hasta le hizo una paja cubana con esas tetazas. Poco después estaban los dos en la habitación de la madre follando hasta que finalmente se lo echó todo encima. Los gemidos de la madura al sentir la leche caliente de su hijo sobre ella eran bestiales, la excitación máxima.
Eso si, el joven tuvo remordimientos nada más eyacular, cosas que pasan.