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Que su madre era toda una puta no era ningún secreto, tras el divorcio solo hacía que soñar con pollas. Se pasaba bastante tiempo al día masturbándose, especialmente por las mañanas. Tras su masturbación matutina diaria fue a despertar a su hijo, el cual estaba en la cama sin ninguna intención de levantarse. Ella se enfadó, se le haría tarde para ir a clase. Fue entonces cuando su madre le destapó y comprobó no solo que dormía desnudo, sino que además tenía una tremenda erección. Su coño se humedeció al instante y se sentó a su lado con intención de agarrar esa dura y caliente tranca. Fue entonces cuando el muchacho le dijo que para levantarse antes tenía que follársela, lo cual hizo que su madre se mordiera los labios de deseo.
Al instante empezó a comerle el rabo, el muchacho estaba muy excitado y agarró su cabeza mientras la movía de arriba a abajo chupando con inusitadas ganas. Luego fue él quien se comió su coño y finalmente la penetró, como no podía ser de otra forma. Eso si, al final para correrse la zorra le hizo una paja con los pies que le llevó a una gran corrida.