Al hijo de su amiga le gusta su coño peludo

Llevaban muchos años casados, pero todavía no habían perdido la pasión. Mientras su marido estaba allí sentado leyendo ella se acercó sonriendo, a esas alturas ya sabía lo que la guarra quería. Se sentó encima y sonriéndole empezó a tocarse hasta que le enseñó las tetas. Comenzaron a besarse y el hombre sacó su polla, ella se la quería chupar. Acabaron los dos totalmente desnudos y la zorra de su esposa se puso encima para meterse su polla. Tras un rato follando fue a buscar de nuevo su polla con la boca y se la chupó hasta sacarle toda la leche, desde luego esa zorra si que sabía hacérselo bien, por eso se casó con ella.